HANSEL Y GRETEL
Foto: Isidro M. Sosa Ramos Yo llevaba tiempo observando a Hansel, me parecía un tipo peculiar. Lo veía casi a diario, apostado en algún punto entre la parada del metro de Kirschplatz y Leipzinger Straße. Siempre con la funda rígida de su acordeón a cuestas. A veces le dejaba unas monedas, otras veces le compraba un capuchino en el take away y se lo acercaba. Aquella mañana, como cualquier otra, se había colocado en la confluencia del túnel que conectaba los dos andenes en la estación de Kirschplatz, se disponía a sacar su acordeón cuando todo comenzó. Gretel pasó fugaz y con prisa, quiero suponer que llegaba tarde a algún lugar. Hansel la vio pasar junto a él, taconeando presurosa. Quedo prendado por su garbo al instante. Ella se perdió en uno de los vagones de la línea U6, dirección Alter Oper. Desde aquel instante Hansel, cada mañana, se afanó en encontrar nuevamente a Gretel en la boca del metro. Pero ella no regresó. Pasaron los d