CATALISIS COVID

                                                                                    

Aquí seguimos debatiendo y especulando si tendremos que afrontar una segunda ola vírica. Probablemente la habrá, en todo caso, existe algo seguro y es que aprenderemos a convivir con él, no nos queda otra. Me refiero a los aspectos meramente simbiontes de la existencia biológica, ese equilibrio ecológico entre organismos y virus, lo hemos hecho en el pasado con otras infecciones víricas y bacteriológicas. Independientemente del número de casos, el período en que aparezcan y las repercusiones para la salud, es muy probable que este nuevo virus permanezca entre nosotros. 

Otro tema de debate es las repercusiones para la sociedad a niveles económicos y meramente de relación social. El tema económico, siempre peliagudo, acapara infinitas portadas. Personalmente, me parece que la economía funciona por ciclos, solo hay que leer un poco sobre el pasado para deducirlo. Quien va a pagar los platos rotos también está claro, no existe otro pagador, será la clase trabajadora, la pequeña empresa y los servicios públicos. Nada nuevo en el horizonte al respecto. 

El asunto quizá está un poco más allá, en un punto aún no del todo visible para la mayoría o que una minoría se encarga de ocultar sutilmente, no lo sé muy bien. Existen una serie de circunstancias en torno a nuestro momento histórico que existen antes, durante y más allá del Covid, y a las que parece nadie presta demasiada atención. En lugar de soltar la típica parrafada al respecto, y con el fin de invitar a la reflexión, plantearé unas cuantas preguntas sin respuesta, al menos, yo no las tengo. 

1- En una economía sustentada en el preciado líquido fósil y oscuro (petróleo y derivados, acuérdense de los plásticos) ¿Qué va a suceder con la industria del automóvil a medio plazo, en 10 años cuando, muy probablemente, los coches eléctricos sean mayoría? 

2- Además existe un gran crecimiento en el uso de vehículos eléctricos de toda índole (coches, bicicletas, patinetas,...) en modo sharing en las ciudades de todo el mundo. Si puedes alquilar un coche u otro vehículo en la puerta de tu casa, además, no requiere de atención, ni mantenimiento, ni revisiones,... ¿Para que comprarlo? 

3- Muchas políticas económicas se enfocan en eliminar el efectivo, el cash, la guita... ¿Cómo repercutirá sobre las transacciones económicas? ¿Qué nuevos métodos aparecerán para mantener el mercado negro, la economía en B...? 

4- La economía sustentada en el trabajo, es decir, trabajar para disponer de capital sigue en caída libre. Cada vez es menos necesaria la mano de obra (a la humana me refiero), estamos pasando de los procesos de automatización y robotización del trabajo a la suplantación del trabajador. Es decir, en el futuro no será necesaria la mano de obra humana, o al menos en el porcentaje en el que lo fue en la época industrial. ¿Cómo evolucionará un sistema basado en el concepto "trabajar" para poder ser consumidor? ¿Cómo vamos a justificar nuestra permanencia en el sistema si no somos útiles para el mismo?

5- De la anterior pregunta se deduce la siguiente. Si no necesitamos ser productivos, o al menos a la antigua usanza, y no necesitamos especializarnos para generar trabajo a cambio de capital. ¿Cómo evolucionará el proceso educativo, en que se convertirá la formación? ¿Para qué estudiar? ¿Qué pasará con los colegios, institutos y universidades? 

6- La última pregunta de hoy. Me ha impresionado mucho como, en solo unas semanas, el aislamiento ha repercutido en el proceso comunicativo humano. Como nos hemos vuelto para adentro, más introvertidos. No solo por el aislamiento en sí mismo y por el uso posterior de máscaras que reduce la interpretación del gesto humano, sino por cómo nos volcamos en los medios de comunicación virtual. Si antes era un circo, ahora es una pantomima. ¿Cómo evolucionará la comunicación interpersonal? 

Esto es solo un ejemplo de las incógnitas que pasan por mi cabeza sobre el tiempo que vivimos, una pequeña muestra. Seguramente no soy ni el primero ni el único que tiene este tipo de torrente de interrogantes. Incluso a veces creo que son simples pajas mentales, no debido a su intrascendencia o banalidad, más bien debido a que no creo que se pueda hacer nada al respecto. Al menos nada considerado civilizado y legal, llámenme pesimista, pero nuevamente los remito s la historia. 

Es probable que mi generación, y las anterior a nosotros, ha nacido y crecido en unas circunstancias que entendíamos estables. Un mundo hecho, construido y no perecedero. Podríamos resumir la filosofía de estas dos generaciones en el eslogan "Las cosas fueron, son y serán así". La verdad es que el sistema socioeconómico en el que vivimos con sus perjuicios y beneficios tendrá a lo sumo 70 u 80 años. Si tuviera la opción solo hipotética, me gustaría preguntarle a algún adulto de hace 90 o 100 años como era una vida por aquellos entonces. Fliparía yo y fliparía él/ella, seguro. Pero bueno, a lo que iba. 

El asunto es que probablemente vivimos un tiempo de inflexión, de cambio de paradigma, de revolución social (y no me refiero a una revolución salvadora, más bien una aún más esclavizante) y todavía queremos creer que volveremos a una situación "normal" a "como antes del corona". 

A mi entender, el virus no es causa de la situación en la que vivimos. Como mucho es un catalizador de circunstancias o una mera circunstancia. No va a pasar "lo que tenga que pasar" por qué estamos viviendo o hemos vivido una epidemia/pandemia. No se confundan. Va a pasar "lo que va a pasar" por como gestionamos y hemos gestionado nuestra forma de vida, como hemos moldeado nuestras conductas, relaciones y reacciones, como hemos hecho nuestro día a día como sociedad en los último 100 años, eso solo por ponerle cifra.

Tecnológicamente disponemos de las herramientas para disponer de todo tipo de comodidades minimizando el impacto medioambiental. Disponemos de las herramientas sociológicas, económicas y políticas para hacer una sociedad y un mundo más igualitario, más proporcional y equitativo. Solo hemos de aceptar que somos parte y no el todo.

Somos consecuencia de nuestros actos. 


                                                                                         ISIDRO M. SOSA RAMOS

 


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