EL CASO MTHERADI

                                                Foto: Salva Prefasi

¿Sabe dónde radica la magia? - preguntó Michelle. Sin tiempo a que hubiera réplica se contestó a sí misma.

La magia radica en creer más en lo improbable que en lo imposible. Por eso seguimos perdiendo el tiempo en esta discusión sin sentido. Solo es capaz de creer en la sombra del vaso, si ve el vaso. Y no existe sombra sin vaso ni vaso sin sombra. No puede, o no quiere, creerme.

La Catedrática Emérita Thea Angerthoz seguía en silencio, negando con la cabeza mientras contemplaba la pantalla del ordenador. Observaba los datos, repasaba las ecuaciones y veía las gráficas sin dar crédito. Si la teoría que planteaba Michellle en su tesis doctoral era correcta, la humanidad había permanecido autoengañada desde el principio. Ya caminaba en los setenta, era profesora de Geometría Computacional en la Universidad de Berkeley, había trabajado para la NASA y para el ITM. Era considerada una eminencia en el campo del diseño de memoria artificial. Pero lo que planteaba aquella joven era, simplemente, inverosímil. No podía ser cierto.

La joven Michelle Mazic había revolucionado el entorno universitario de su generación con un modelo matemático que confirmaba las teorías del subconsciente colectivo de Sigmund Freud y Carl Jung. Pero en los últimos meses se había propuesto demostrar lo que para ella ya era evidente, compartimos la memoria, y lo que es más trascendente, la memoria conecta y condiciona a la humanidad en sus decisiones.

Argenthoz recordaba perfectamente la frase con la que Mazic revolucionó su mente y su concepción de la mente humana. 

"La memoria no es un ente individual, sino colectivo. Cada uno de los cerebros humanos está conectado a una matriz universal de memoria, a la que denominado MTHERADI. Esta memoria trabaja en dos niveles uno perceptible (o como diría Freud, consciente) y otro no perceptible (no consciente)".

Dra. Argenthoz, admítalo. Si los campos electromagnéticos neuronales están regidos por impulsos electromagnéticos del orden de 3 milivoltios/mm y exponemos a un área del córtex de cualquier individuo a un estímulo de campo magnético de 4 mV/mm, sincronizando así su cerebro al Campo Electromagnético Terrestre, el individuo en cuestión es capaz de rememorar cualquier momento de su historia si se le da instrucciones concretas sobre el momento temporal en cuestión.

Srta. Mazic eso lo tengo claro, sus experimentos lo han plasmado con claridad y fuera de toda duda.

Pues bien, ahora solo afirmo lo siguiente, si hacemos el mismo procedimiento pero exponemos a un segundo individuo al mismo estímulo mientras le pedimos que se focalice sobre un momento de su infancia el primer individuo podrá evocar los recuerdos del segundo. Y siendo estandarizado el procedimiento haremos tangible la red transneuronal de memoria colectiva que predijo Freud.

¿Sabe las repercusiones que eso tendría a nivel académico, político, económico. Imagina la guerra de poder que desencadenaría? - preguntó la veterana profesora.

Eso no me importa, quiero focalizar más en el bien que este descubrimiento hará. Es una autentica redefinición del conocimiento pasado, presente y futuro. La Humanidad conocerá una forma realmente democrática del conocimiento y la memoria.

El detective de homicidios Arthur Durmmond detuvo el video, era la decimoprimera vez que lo veía. Estaba sentado en la tétrica sala de análisis forense con la tablet en la mano, enfrente del cadáver de Michelle Mazic, bueno, de lo que quedaba del mismo. Le habían cortado las orejas y la lengua, amputado las manos y sacados los ojos. En su pecho habían tatuado cuatro monos simbolizando el "no veo, no hablo, no escucho y no hago".

La señora de la limpieza había encontrado a la malograda doctorando en los baños del club Le Bravand.

¿Cómo diablos había llegado el cuerpo hasta allí? - se preguntaba así mismo -  No había rastro alguno, ni manchas de sangre, ni huellas, nada. Todo estaba impoluto, ni un solo indicio.

Comenzó a oír un rítmico taconeo acercándose por el pasillo. Al poco, Lecrerq entró precipitadamente en la sala, con su halo de diva de Hollywood, sus pantalones de pitillo y su camisa escotada.

Dur, tienes que acompañarme, hemos encontrado otro cadáver - dijo Lecrerq -

Al llegar, uno de los oficiales le entregó una nota dentro de una funda de evidencias;

"Nada turba los siglos pasados. No podemos arrancar un suspiro de lo viejo"

Una intensa y martilleante jaqueca crecía en las sienes del detective Durmmond. Mientras sacaba la petaca del bolsillo interior de su gabardina,  se masajeó las sienes con la otra mano y mirando el escote de la detective Lecrerq, preguntó;

¿Dónde está el cadáver Monique?



                                                                                    ISIDRO M. SOSA RAMOS


Nota de agradecimiento:

Salva y yo nos conocimos recientemente, es una de esas personas que no te dejan indiferente. Buena gente, inquieto, creativo, buen contertulio, pero sobre todo un tipo sensible y atento. Según él, hace las fotos de forma diferente. A mí me gusta su estilo diferente de captar la realidad en imágenes. Siempre es interesante apreciar la realidad desde otra perspectiva. Mil gracias.

 


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