SUSURRO PREVIO
Dímelo al oído.
Ya llegaste,
repicando tu tintineo de luces trémulas.
Ya tus hojas ocres, parduzcas,
aletean en caída libre,
flotando con la brisa matutina
fría de tanto crepúsculo.
Cuéntame,
dímelo al oído.
Confiesa traidor.
Sabes, sé, me abandonarás.
Dejarás que me invada el hielo,
pereciendo yo a él,
cristalizada, yerma.
Dímelo al oído.
Olor acre y húmedo,
aroma de solo a tí.
Otoño, siguen cayendo tus hojas.
Bermellón lánguido unas,
verde moribundo otras.
Dímelo al oído.
ISIDRO M. SOSA RAMOS
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