DE PRETEXTOS Y PECHOS
Míriam
me había propuesto asistir al Zoom – Meeting del supuesto gurú y visionario
sociólogo André Mokalenko, argumentando que con las ideas poco convencionales
que yo tenía sobre la evolución de la pandemia COVID no podía perderme su
particular punto de vista.
Yo,
siendo sincero, solo acepté por macerar un poco más las posibilidades que creía
tener de acostarme con ella.
Había
leído demasiado sobre el tema, estaba saturado y ya no me creía nada de lo que
me pudieran contar.
Pero
bueno, todo por tener sexo con Míriam.
Así
que el miércoles de esa semana quedamos en su casa, para participar en la
conferencia y debate virtual. Con un poco de suerte, la tarde acabaría con mi
apoteósico final entre los muslos de Míriam.
Me
recibió llevando su pijama de color rosa bastante infantil, pero el contorno
de sus pechos se marcaba en el tejido, coronados en sus protuberantes pezones.
Una maravilla de la Madre Naturaleza.
Me
hizo un hueco en la abarrotada mesa de la cocina para poder colocar mi laptop y
me ofreció una cerveza. Buen comienzo, pensé.
Con
una puntualidad suiza, a las 19:15h, Mokalenko estaba conectado y con todo
listo para comenzar. Sesenta y ocho personas conectadas, no está nada mal me
dije a mi mismo, mirando por encima de mi pantalla los pechos de Míriam que me
llamaban sin cesar al otro lado de la mesa.
Buenas
tardes a todas y a todos, dijo Mokalenko en un perfecto castellano. Comenzaré
sin más preámbulos.
Aquí
seguimos debatiendo y especulando si tendremos que afrontar una segunda ola
vírica. Probablemente la habrá, en todo caso, existe algo seguro y es que
aprenderemos a convivir con él, no nos queda otra. Me refiero a los aspectos
meramente simbiontes de la existencia biológica, ese equilibrio ecológico entre
organismos y virus, lo hemos hecho en el pasado con otras infecciones víricas y
bacteriológicas. Independientemente del número de casos, el período en que
aparezcan y las repercusiones para la salud, es muy probable que este nuevo
virus permanezca entre nosotros.
Otro
tema de debate son las repercusiones para la sociedad a niveles económicos y
meramente de relación social. El tema económico, siempre peliagudo, acapara infinitas
portadas. Personalmente, me parece que la economía funciona por ciclos, solo
hay que leer un poco sobre el pasado para deducirlo. Quien va a pagar los
platos rotos también está claro, no existe otro pagador, será la clase
trabajadora, la pequeña empresa y los servicios públicos. Nada nuevo en el
horizonte al respecto.
El asunto quizá está un poco más allá, en
un punto aún no del todo visible para la mayoría o que una minoría se encarga
de ocultar sutilmente, no lo sé muy bien. Se dan una serie de circunstancias
en torno a nuestro momento histórico que existen antes, durante y más allá del
Covid, y a las que parece nadie presta demasiada atención.
En lugar de soltar la típica parrafada al
respecto, y con el fin de invitar a la reflexión, plantearé unas cuantas
preguntas sin respuesta, al menos, yo no las tengo.
En
este punto, y antes de que Mokalenko comenzara a enumerar sus preguntas, yo me
había quitado los zapatos y los calcetines. Deslicé mi pie hasta encontrarme
con los de Míriam, ella me miraba con cara de complicidad mientras negaba
sutilmente con la cabeza. Aquello en lugar de cohibirme solo incrementó mi
motivación. A los pocos segundos mi pie izquierdo ya estaba en los muslos de
Míriam. Ella, por alguna extraña razón, comenzaba a perder el interés en la
disertación de Mokalenko.
El
susodicho, ajeno a lo que se cocía por debajo de la mesa, comenzó a enumerar sus
trascendentales cuestiones sobre el futuro;
1- En una economía sustentada en el preciado, oscuro y líquido fósil (petróleo y derivados, acuérdense de los plásticos) ¿Qué va a suceder con la industria del automóvil a medio plazo, en 10 años cuando, muy probablemente, los coches eléctricos sean mayoría?
2-
Además, existe un gran crecimiento en el uso de vehículos eléctricos de toda
índole (coches, bicicletas, patinetas, ...), en modo sharing, en las ciudades de
todo el mundo. Si puedes alquilar un coche u otro vehículo en la puerta de tu
casa, y además, no requiere de atención, ni mantenimiento, ni revisiones, ...
¿Para qué comprarlo?
3-
Muchas políticas económicas se enfocan en eliminar el efectivo, el cash, la guita...
¿Cómo repercutirá sobre las transacciones económicas? ¿Qué nuevos métodos
aparecerán para mantener el mercado negro, la economía en B...?
4-
La economía sustentada en el trabajo, es decir, trabajar para disponer de
capital sigue en caída libre. Cada vez es menos necesaria la mano de obra (a la
humana me refiero), estamos pasando de los procesos de automatización y
robotización del trabajo a la suplantación del trabajador. Es decir, en el
futuro no será necesaria la mano de obra humana, o al menos no en el porcentaje en
el que lo fue en la época industrial. ¿Cómo evolucionará un sistema basado en
el concepto "trabajar" para poder ser consumidor? ¿Cómo vamos a
justificar nuestra permanencia en el sistema si no somos útiles para el mismo?
Al finalizar este punto, Mokalenko
era, sin saberlo, testigo del primer orgasmo de Míriam que, intentando no
descomponerse, seguía sentada frente al ordenador con la espalda arqueada en el
respaldo, conteniendo los gemidos, apretando los labios y agarrándose con fuerza
al asiento de la silla.
Mientras el bueno de Mokalenko
continuaba su soliloquio;
5-
De la anterior pregunta se deduce la siguiente. Si no necesitamos ser
productivos, o al menos a la antigua usanza, y no necesitamos especializarnos
para generar trabajo a cambio de capital. ¿Cómo evolucionará el proceso
educativo, en que se convertirá la formación? ¿Para qué estudiar? ¿Qué pasará
con los colegios, institutos y universidades?
6-
La última pregunta de hoy. Me ha impresionado mucho de que manera, y en solo unas semanas,
el aislamiento ha repercutido en el proceso comunicativo humano. Como nos hemos
vuelto para adentro, más introvertidos. No solo por el aislamiento en sí mismo
y por el uso posterior de máscaras que reduce la interpretación del gesto
humano, sino por cómo nos volcamos en los medios de comunicación virtual. Si
antes era un circo, ahora es una pantomima. ¿Cómo evolucionará la comunicación
interpersonal?
Llegados a este punto
deduje la respuesta a la última pregunta de Mokalenko. Quizá mi respuesta no se
pudiera generalizar, pero en nuestro caso era evidente. Nuestra particular
comunicación, la mía con Míriam, continuaría en la cama.
Cerré mi laptop, me incorporé y cogí
a Míriam de la mano. Ella solo tuvo tiempo de cerrar el audio de su ordenador.
Aunque
nosotros estábamos a otra cosa, y no escuchábamos ya las conclusiones de
Mokalenko, en el meeting virtual mi estimado André (a partir de ese día André
Mokalenko pasó a ser mi sociólogo de cabecera) terminaba con los siguientes
párrafos;
Esto
es solo un ejemplo de las incógnitas que pasan por mi cabeza sobre el tiempo
que vivimos, una pequeña muestra. Seguramente no soy ni el primero ni el único
que tiene este tipo de torrente de interrogantes. Incluso a veces creo que son
simples pajas mentales, no debido a su intrascendencia o banalidad, más bien
debido a que no creo que se pueda hacer nada al respecto. Al menos nada
considerado civilizado y legal. Llámenme pesimista, pero nuevamente los remito
a la historia.
Es
probable que mi generación, y las eminentemente anteriores, haya nacido y crecido en
unas circunstancias que entendíamos estables. Un mundo hecho, construido y no
perecedero. Podríamos resumir la filosofía de estas dos generaciones en el
eslogan "Las cosas fueron, son y serán así". La verdad es que el
sistema socioeconómico en el que vivimos, con sus perjuicios y beneficios, tendrá
a lo sumo 70 u 80 años. Si tuviera la opción, solo hipotética, me gustaría
preguntarle a algún adulto de hace 90 o 100 años como era una vida por aquellos
entonces. Fliparía yo y fliparía él/ella, seguro. Pero bueno, a lo que
iba. El asunto es que probablemente vivimos un tiempo de inflexión, de
cambio de paradigma, de revolución social (y no me refiero a una revolución
salvadora, más bien a una aún más
esclavizante) y todavía queremos creer que volveremos a una situación
"normal" a "como antes del coronavirus".
A
mi entender, el virus no es causa de la situación en la que vivimos. Como mucho
es un catalizador de circunstancias o una mera circunstancia. No va a pasar
"lo que tenga que pasar" porque estamos viviendo o hemos vivido una
epidemia/pandemia. No se confundan. Va a pasar "lo que va a pasar"
por cómo gestionamos y hemos gestionado nuestra forma de vida, la forma en qué hemos
moldeado nuestras conductas, relaciones y reacciones, cómo hemos hecho nuestro
día a día social en los últimos 100 años, eso solo por ponerle una cifra.
Tecnológicamente
disponemos de las herramientas para generar todo tipo de comodidades, minimizando el impacto medioambiental. Disponemos de las herramientas
sociológicas, económicas y políticas para hacer una sociedad y un mundo más
igualitario, más proporcional y equitativo. Solo hemos de aceptar que somos
parte y no el todo. Solo somos consecuencia de nuestros actos.
Con toda la sesuda razón que tenia André, nosotros, durante el resto de aquella jornada no pudimos mas que continuar siendo la intencionalidad, la causa, el
acto y la consecuencia de nuestro deseo.
Pues a pesar de todo, y gracias a lo liviano de nuestro menudo y frágil entendimiento, el deseo es lo que siempre movió, mueve y moverá al testarudo hominido que todos nosotros portamos dentro.
ISIDRO M. SOSA RAMOS
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