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Mostrando entradas de octubre, 2020

CIEN LOSETAS

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                                 Foto: Isidro M. Sosa Ramos   Presta atención a lo que te digo, despertarás con toda probabilidad tumbado en el suelo de una habitación alicatada con losetas blancas y negras, como si fuera un tablero de ajedrez. En cada una, de las losetas encontrarás una nota escrita a mano, identificarás la letra, pero no recordarás a quien pertenece.    Tú estarás recostado en una loseta negra, por lo que jugaras con negras. Tu rol será el de Reina. Por lo que tendrás todas las posibilidades de movimiento. Decidirás a que casilla te mueves en primer lugar y así podrás leer la primera de las notas.  Tras leer la primera de ellas te darás cuenta de que las notas de las casillas negras cambian su distribución, pasando de manera aleatoria a una casilla distinta. Eso sí, siempre a una casilla negra. Entonces, y según el mensaje de la primera nota, tendrás que decidir tu siguiente movimiento. Repetirás ese procedimiento hasta que despiertes. Además, tras cada

DEDICADO A QUIÉN LO SEPA ENTENDER

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                                                      Foto: Isidro M. Sosa Ramos Es inevitable, en ocasiones me veo abocado a dejarme llevar por mi imaginación. Es un impulso que surge en la inmensidad del yo, arraigado, engendrado en lo más profundo, custodiado por las sombras y las luces de todo lo que pudo haber sido y no fue. Son momentos de anhelo, bombeado por la necesidad del sentir. Una búsqueda incesante de cercanía en la soledad eterna en la que vivo. Una soledad, como algún erudito ya dijo, acompañada de otras soledades. En esas vicisitudes, la intuición se agudiza, se aviva. Llegan flashes de momentos vividos, compartidos, instantes que quedan grabados en algún lugar y que brotan de nuevo tras eones de olvido y silencio. En ocasiones las imágenes no son de vivencias sino de sueños que quise vivir y que nunca fueron. Quizá por valentía, o tal vez por cobardía pero casi siempre por elegir otra opción. Así llegan hasta mi memoria personas, seres remarcables y rem

ULYSSE

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           Foto: Isidro M. Sosa Ramos Azul quebrando el azul,  sargazos como retruécanos,  flotando varados.  Brooklyn cautivo en fotogramas,  negro sobre blanco,  mecido por las aspas,  al viento.  Sol de otoño cae al Mediterráneo. Mantide, manboretá ciclópea de tímpano.  Ásperas corteza,  al salitre,  cobijando la sal.  Candela atrapada,  consumida por consumirse, fiamma perenne.  Salazón de metales devorados,  ferrum morbidus.  Incesante, implacable e infinita,  perpetua la luna,  a ritmo dual,  sístole y diástole de Neptuno.                            ISIDRO M. SOSA RAMOS 

PAJOTE MATUTINO

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            Foto: Isidro M. Sosa Ramos   Aquella era una realidad que no existía más allá de su imaginación. Puede sonar incongruente, pero piénselo por un instante. Retenga su eyaculación precoz de respuestas y justificaciones existenciales, al menos durante unos segundos, para reconfirmar sus creencias sobre lo que es real y lo que no. Observe a su alrededor, contemple lo que cree real. Dedique tiempo a profundizar en sus percepciones antes de hacer sentencias.  Los sonidos. Esa leve, casi imperceptible, acción del débil oleaje contra el acantilado de roca calcárea. El traquetear del motor del pequeño barco de pesca acercándose a la boya para recuperar las nasas del fondo. El lejano sonido de los coches, acercándose y alejándose, por la carretera. No puede verlos pero parecen estar ahí. El ronroneo del gato acostado sobre las tejas cálidas, dejándose dormir ante la cálida acción del sol matutino. El sutil piar del conglomerado de pájaros, repartidos geométricamente por la

AMANECERES

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             Foto: Isidro M. Sosa Ramos En un conato de fuego extinto Mareas largas en noches cortas  Rosas de pétalos insípidos sin espinas, sin aroma Mecido en un contigo pero sin ti En un conmigo Gerundio de sin sueño Participio de creación  Infinitivo de vida Un Sol sin poniente  que nunca amaneció  Siendo cánticos de sirena en aguas poco profundas Navegando en campanas mudas en el sueño despierto del insomne Salpicando en pozas de agua fresca  en los piares de jilgueros vespertinos                        ISIDRO M. SOSA RAMOS 

INSENSATOS

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              Foto: Isidro M. Sosa Ramos  Y en sombras nos veremos mecidos,  impulsados por los remos del rencor.  A la deriva,  creyendo que trazamos nuestra derrota, perjurando nuestra razón.  Regresarán tiempos de colores, removiendo lo que tendría que reposar.  Nadie vio más allá,  y si alguien le puso ojos, olvido darle voz.  Suenan cánticos,  alejados del alborozo y la alegría,  son solo preludio de terror.  Añejos, enajenados.  No se quiebra nada dos veces por el mismo sitio,  excepto la razón.  Ya se oyen los tambores de la desolación,  repican las campanas a réquiem.  Todos los borricos saben rebuznar,  todas las aves volar,  toda luz hacer sombra.                                ISIDRO M. SOSA RAMOS 

NI 83 DÍAS NI 423 AÑOS

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            Foto: Isidro M. Sosa Ramos  Aquella extraña sensación de que mi vida se ceñía a aquellos ochenta y cuatro días colgada en el vacío se acentuó en el instante en que noté desfallecer las fuerzas de mi brazo. Los últimos días había percibido que no estaba al cien por cien, pero nunca llegué a creer que me encontraría en aquella tesitura.  Sabía que me iba a precipitar de manera inexorable. Era paradójico que, habiendo superado jornadas de tórrido calor, días en los que el frio heló mis carnes, habiendo superado la deshidratación, noches en vilo, habiéndome sobrepuesto a inclemencias, eludido en sueños aquellos monstruos de pico y garras, fuera aquel instante el preámbulo de mi fin. Fue entonces cuando sucedió, perdí la batalla, las fuerzas me abandonaron y a su vez yo me abandoné a mi epílogo. Mi brazo cedió a la debilidad y caí como una gota de rocío que ya no puede hacer más equilibrismo en el ápice de la hoja. Aquellos instantes eternos, preludio del impacto y d

MÁS PUENTES QUE LOS DE MADISON

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                     Foto: Isidro M. Sosa Ramos  Caía la tarde y alrededor resonaban los guapiles de los carneros. El fuego chisporroteaba y los luceros empezaban a tintinear en un firmamento eterno, una pétrea techumbre, que lo cobijaba en sus solitarias noches de trasiego y trashumancia en las llanuras de Val de Mazara.  Aún, en sueños, lo visitaban los cadáveres de todos aquellos compañeros que arrojó por la borda de aquel infame cayuco, aquel que hace ya cuatro años los escupió en las costas de Lampedusa. Todos perseguían el mismo sueño, pero muchos nunca llegaron ni si quiera a rozarlo.  En la oscuridad de la noche, se acurrucaba, cobijado junto a los rescoldos del fuego, envuelto en su manta roída, polvorienta, mientras la radio de dinamo le entregaba una melodía triste que lo transportaba a unos campos también solitarios, lejanos en la distancia y aún próximos en la memoria. El grave tintineo de cencerros lo enviaba de vuelta a casa, allá a las tierras del Alto Níger

SOLO DESDE EL 57

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          Foto: Isidro M. Sosa Ramos Tapizada de cuero rojo  paseó por el rio.  Dubois, plasmó negro sobre blanco  la sonata de violines.  La infamia del condado de Cook dilapidó su inocencia, eso dijeron.  Nueve años pasaron  otro 220 con igual destino.  Poder blanco y poder negro unidos no pudo impedir su vuelo  Placa, crucifijo o espía  abocada al pantano.  Se llevó su virgo a Ostía dejándolo todo en la arena.  Narcótico viaje a Queensland  recompensa vacía.  Contínuo el goteo,  lluvia macabra e infinita.  Marchitas, desgajadas, secas decapitados los pétalos.                       ISIDRO M. SOSA RAMOS 

SANGRE, VINO Y ROSAS

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     Encarnado Como la purpura  En los puertos de Sidón y Acre Tragedia, gula, aroma Ilíada y Eneida Elisa para Ezequiel Bermellona en pétalos  Alejandría recuerda sus efluvios Del sanscrito al amor Venus en líquido  Venera y Aurora Flujo de vida Movimiento perenne Interior en vida Desparramada a la muerte Savia del árbol de alma roja Convergencia en color Replica la forma De carmesí y corinto Trébol a tres hojas                                                                                                    ISIDRO M. SOSA RAMOS